Últimamente no
paro de darle vueltas a un asunto. ¿Sabemos realmente distinguir a un “líder”
de un “jefe”?.
La mayoría de
los departamentos de RRHH de las grandes empresas se limitan a buscar un perfil
directivo en base a la formación académica. Cuántos más títulos y master
posea una persona más posibilidades tendrá de conseguir un puesto de directivo.
Sin duda, la formación es importante pero… ¿de qué títulos y master
estamos hablando? Ingenieros, economistas, master en dirección de empresa, etc.
¿pero qué pasa con las habilidades de liderazgo, la gestión de las
emociones, la personalidad que realmente define a un líder? Pues muy a mi pesar
tengo que decir que RRHH en muchas ocasiones se olvida de esta parte tan
importante en los perfiles de directivos.
H. Gargner , psicólogo, investigador y profesor
de la Universidad de Harvard definió la teoría de la inteligencia múltiple
y fue pionero al hablar de diferentes tipos de
inteligencia: inteligencia lingüística, lógica-matemática, espacial,
musical, cinético-corporal, intrapersonal, interpersonal, naturalista y
existencial.
Según Goleman, psicólogo
estadounidense y autor del libro Emotional Intelligence, la inteligencia
emocional es una forma diferente de ser inteligente. No es la inteligencia
académica, sino la que sirve para la vida práctica. Es reconocer las propias
emociones, fortalezas, debilidades, tener autoconfianza, saber controlarse,
adaptarse, motivarse, ser optimista, persuasivo, tener iniciativa, integridad,
empatía, capacidad de trabajar en equipo…
En las sociedades tecnológicamente más avanzada, interesa más
la capacidad de toma de decisiones, cooperación, diálogo, habilidades sociales
que poseer un alto cociente intelectual (CI). Se ha demostrado el que CI
no es sinónimo de triunfo y que en cambio, la inteligencia emocional de
un individuo y su adaptación a los cambios intervienen en su bienestar
personal.
Seguramente algunos de nosotros hayamos tenido en algún momento de nuestra
vida laboral a algún “jefe” sin carisma, sin capacidad de comunicar y escuchar,
sin tener el objetivo claro, nada motivador, sin confianza en sí mismo y un
largo etcétera que caracterizan a este tipo de “jefes” y sabemos lo frustrante que
resulta trabajar con estas personas.
RRHH ya ha hecho su trabajo y ha seleccionado al perfil con mejor formación
académica pero… sin habilidades para dirigir a un equipo de trabajo. A mayor
capacidad de liderazgo mayor productividad y cohesión del equipo, mejor clima
de trabajo y mayor motivación e implicación en el proyecto. En cambio,
cuanta menos habilidades de liderazgo posea el “jefe” menor motivación
individual y colectiva, menor productividad y falta de estimulación.
Incluso podría llegar más lejos, he conocido de cerca en algunos de mis
compañeros las consecuencias de trabajar con un “jefe” de estas características
y lo frustrante que resulta enfrentarte cada día al puesto de trabajo sin
motivación alguna, llegando en ocasiones a la depresión o a tener que cambiarse
de empresa.
Pretendo desde aquí crear una reflexión para el cambio de manera que cada
uno de nosotros aportemos alguna idea para cambiar este tipo de situaciones en
las empresas. Podemos plantearnos quién tiene la responsabilidad de que ocurran
este tipo de situaciones en las empresas:
¿RRHH por seleccionar al director sin habilidades para trabajo en equipo
pero con densa formación académica?
¿la formación
universitaria que prepara a grandes ingenieros pero con pocas habilidades
sociales?
¿los empleados por no
hacer nada cuando se encuentran a un “jefe” y no a un “líder” por miedo a
perder el puesto de trabajo? ¿debería existir un “protocolo” en las empresas
donde los empleados pudieran hacer algo al menos que se les escuche sin estar
mal visto hablar de las debilidades de tu “jefe”?
¿en algunos casos el
enchufismo que hace que la empresa prefiere mirar para otro lado cuando el
perfil no es el adecuado?
¿por qué no se le da la suficiente importancia a las habilidades de
liderazgo en las empresas?
En mi opinión, creo que desde el coaching se puede trabajar con el fin de
que estos perfiles directivos desarrollen habilidades de liderazgo, eso sí,
siempre y cuando el individuo esté abierto a cambiar y cumpla los objetivos
marcados por el coach. Pero…son estas personas lo suficientemente flexibles
para querer cambiar, ¿tú que opinas?